Desde
la ciudad de San Luis a treinta kilómetros transitando
por la ruta Nro. 7, nos encontraremos con la intersección
de la ruta provincial Nro. 15:
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Localidad situada a 32 Km. al oeste
de la ciudad capital y se llega por Ruta Nac. Nº 7 Población
nacida alrededor de la estación del ferrocarril que le diera
el nombre, es visitada y requerida por sus excelentes aguas
termales, donde bacteriológicamente se ha comprobado que es
un agua no contaminada.
La termabilidad del agua a la salida del pozo es de 43ºC y
posee la propiedad terapéutica de obtener beneficios en distintas
manifestaciones del reumatismo crónico, en enfermedades de
la nutrición como obesidad, diabetes, gota, calculosis hepáticas,
dermatitis, etc.
Recientemente se ha inaugurado aquí un spa "Los Tamarindos"
donde podrá disfrutarse de servicios de alto nivel. Desde
ruta Nro. 7 y esta vez hacia el sur, a dieciséis kilómetros
de distancia, se hallan las Salinas del Bebedero. Laguna de
aguas salubres que en época de invierno se transforma en un
increíble desierto blanco. Cuando madura la sal, al decir
de los lugareños, legiones de obreros llegan a realizar la
blanca cosecha y hasta entonces planicie salina, se transforma
en miles de parvas a la espera de los camiones que las trasladan
hasta la planta procesadora para aparecer, luego, contenida
en paquetes en las mesas hogareñas.
Localidad ubicada en Ruta Prov. Nº 3
y Nacional Nº 147 que conducen a San Juan y dista a 25 Km.
de la ciudad de San Luis.
Conocida por los beneficios de sus aguas termo-minerales que
surgen de 451 mts. de profundidad a 39º C. con acciones terapéuticas
tónicas , reconstituyentes y virilizantes. También es visitada
por niños con enfermedades linfáticas, diatésicos y endebles
de constitución.
Se encuentra aquí servicio de hotelería y restaurante. Siguiendo
y a 20 Km. más adelante, recostada sobre las Sierras del Gigante,
La Calera, conglomerado urbano que nucléa a los trabajadores
de la cal y el cemento. Ciclópes obreros que oradan el granito
interminable de la montaña inmensa, para transformarlo en
el alma de la argamaza de la mezcla o el concreto con que
se levantan los muros del las grandes ciudades. Siguiendo
hacia el norte llegaremos a Hualtarán, pequeña aldea que custodia
la entrada hacia el paisaje detenido en el tiempo y en donde
penetraremos, guías mediante, a un tiempo remoto pero que
pertenece como testimonio inalterable de lo que fue el principio. |