En
1599 la Compañía de Jesús se instaló
en Córdoba y en la manzana asignada por el Cabildo rápidamente
comenzó a desarrollar su labor espiritual y, sobre todo,
educativa, que dio origen a dos instituciones de primer orden
en la cultura cordobesa, nacional y latinoamericana: la Universidad
y el Colegio de Monserrat. Para sostener las actividades de
sus colegios, los jesuitas generaron su propio mantenimiento
a través de emprendimientos productivos en el interior
del territorio provincial.
Eran grandes establecimientos agro - ganaderos que contaban
con instalaciones, equipos y sistemas hídricos necesarios
para las actividades productivas (rurales, mineras, metalúrgicas,
textiles, entre otras). Las Estancias se organizaron alrededor
de la iglesia o capilla, la residencia de los padres y hermanos
estancieros, las construcciones destinadas a la producción
y depósitos, como así también rancherías
para esclavos e indios, completándose con quintas, chacras,
huertas y campos de labranza y cría de ganado.
En cada una de las Estancias existen remarcables valores arquitectónicos
en sus construcciones, en especial en las iglesias y ámbitos
de la residencia, que se han mantenido hasta el presente y destacan
a cada conjunto dentro del sistema en su totalidad. Reconociendo
estos valores patrimoniales únicos asociados a los testimonios
jesuíticos en Córdoba, la UNESCO los ha inscripto
en la Lista de Patrimonio de la Humanidad en el año 2000,
bajo la figura de serie de conjuntos.
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