Cuando en 1815 el gobierno interino de Buenos Aires convocó
a las provincias a un Congreso a celebrarse en Tucumán,
la señora Francisca Bazán y Esteves de Laguna,
cedió su propiedad como sede. El 9 de julio de 1816 se
proclamó allí la Independencia de las Provincias
Unidas del Río de la Plata. El Congreso se trasladó
a Buenos Aires en 1817.
En 1872, los herederos de la señora de Laguna vendieron
la casa al Gobierno Nacional. Se le remodeló la fachada
y se instalaron oficinas Judiciales y de Correos. La casona
tenía una sola planta dispuesta alrededor de un gran
patio central, y un segundo patio, con habitaciones de servicio,
aljibe y huerta.
En el cuerpo central se alineaban cuatro habitaciones. Las dos
más grandes fueron las que se acondicionaron, eliminándose
la pared que las dividía, para que sesionaran los Congresales
en 1816, y son las únicas que perduran de la casa original:
en 1903, durante la segunda presidencia de Roca, el edificio
fue demolido, conservándose únicamente el Salón
de la Jura de la Independencia que, restaurado, fue protegido
por un templete. La austera fachada, una de las imágenes
emblemáticas de nuestra arquitectura, está interrumpida
únicamente por el pórtico central enmarcado por
dos semicolumnas salomónicas (o espiraladas) entre pares
de pilastras, y, a cada costado, una pequeña ventana.
En 1943 la casa fue reconstruida por el Arq. M. Buschiazzo,
quien se basó en documentos y fotografías anteriores
a su demolición. Allí funciona el "Museo
de la Casa Histórica de la Independencia".
Templo
y Convento de San Francisco - San Miguel de Tucumán
En 1772, el Cabildo de Tucumán otorgó a los franciscanos,
presentes en la provincia desde 1565, la iglesia y el convento
que habían pertenecido a los jesuitas. En el solar del
convento se hospedaron los generales de los ejércitos
de Belgrano y San Martín, y la mayoría de los
congresales de 1816.
Al día siguiente de declarada la Independencia, se celebró
en la iglesia una Misa de Acción de Gracias celebrada,
en la que pronunció un memorable sermón el Dr.
Castro Barros. La iglesia original, muy deteriorada, fue reconstruida
entre 1879 y 1885. Tiene tres naves y una cúpula sobre
el crucero, revestida con azulejos Pas des Calais, que fue construida
por Fray Luis Giorgi en 1880.
En la fachada, dividida en tres niveles de diseño rítmico
y armónico, los arcos de medio punto de los vanos, alternadamente
abiertos y ciegos, reflejan la estructura interna de la iglesia.
La nave central, de mayor altura, queda enfatizada por la composición.
El interior de la Iglesia, con una nave central amplia y luminosa,
está decorado con pinturas que remarcan arcadas, pilares,
paños de muros y bóvedas. En un extremo del crucero
está la pequeña capilla del Santísimo Sacramento,
con características neoclásicas. La iglesia guarda
reliquias de San Francisco Solano, y la primera bandera argentina
que flameó en Tucumán.
El convento, construido en 1902 sobre los cimientos del templo
jesuita, se estructura en torno a un patio central arbolado,
bordeado de galerías.
Camarin
Virgen de la Merced - San Miguel de Tucumán
La iglesia primitiva fue demolida en 1943. El edificio actual
se construyó en 1950, gracias a una donación
de Alfredo Guzmán. De tres naves con crucero y cúpula,
fue diseñada en estilo neocolonial tardío. La
fachada principal tiene dos esbeltas torres revestidas con
azulejos, que, por estar en distinto plano, enfatizan el paño
central del portal.
El
interior, ecléctico, está decorado con pinturas
de realismo ingenuo, que ilustran la batalla de San Miguel
de Tucumán, ocurrida el 24 de septiembre de 1812 (el
día de la Virgen), importante suceso en las Guerras
de la Independencia en la defensa de las fronteras del Norte.
El general Belgrano, un mes después de la batalla,
ofreció a la Virgen su propio bastón de mando
con empuñadura de oro, y la nombró generala
de los Ejércitos Patrios. Dentro de la iglesia se halla
el Camarín de la Virgen de la Merced, que resguarda
la histórica y venerada imagen.
Además,
se conservan algunas banderas realistas y una imagen del Señor
de la Salud, la más valiosa talla de la provincia,
proveniente del Alto Perú, que es considerada "milagrosa"
por los devotos.
Capilla
Nuestra Señora de la Candelaria - Chicligasta
San Francisco Solano estuvo en este lugar, donde probablemente
existía ya una capilla, entre 1595 y 1596. Es probable
que la capilla actual, de 1797, haya sido edificada sobre las
ruinas de la construcción anterior.
Está emplazada frente a un espacio abierto a manera de
plaza. La nave se prolonga al frente en un atrio cobijo, y a
un costado en una galería, formada por la extensión
de la techumbre. En el extremo opuesto de la fachada, la torre
campanario, de sección cuadrada y poco esbelta, tiene
un singular remate cónico.
En el interior las superficies son lisas, revocadas y encaladas,
y están enriquecidas por pinturas religiosas anónimas.
El altar principal es muy simple, pero merecen mencionarse las
imágenes de los siglos XVII y XVIII que allí se
ubican. En esta capilla es venerada la Virgen de la Candelaria,
y se conserva una campana del siglo XVII.
Capilla
de San José de Lules - Lules
A fines del siglo XVII los jesuitas se asentaron en los terrenos
de Jesús del Monte de Lules, donde construyeron, en
cal y ladrillo, un conjunto múltiple a orillas del
Río Lules: capilla, sacristía, aposentos, refectorio,
despensa, aulas, talleres.
Fue
en este establecimiento donde por primera vez en la provincia
se cultivó y transformó la caña de azúcar.
Los jesuitas obtuvieron miel y azúcares empleando trapiches
de madera, movidos por bueyes.
Este sistema, que se extendió a diversos establecimientos
agrícolas de Tucumán, estuvo en uso hasta 1880,
cuando empezó a emplearse el sistema a vapor. Hacia
1775 el conjunto pasó a poder de los dominicos.
El antiguo establecimiento jesuita fue asiento de la Caballería
durante las Guerras de la Independencia. Allí descansaron
Fray Justo Santa María de Oro, Manuel Belgrano y José
María Paz.
La capilla, de una sola nave, se destaca en el conjunto, realzada
por dos torres campanarios que flanquean el ingreso. La fachada
neoclásica fue construida por los dominicos en la segunda
mitad del siglo XIX.
Iglesia
del Sagrado Corazón - Trancas Viejo
En 1761 los jesuitas levantaron la primera iglesia parroquial
de la villa de Trancas. El área, paso obligado para los
viajeros que iban a Salta, fue escenario de las Guerras por
la Independencia y de las guerras civiles.
El 7 de agosto de 1816, el general Belgrano retomó en
Trancas el mando del Ejército del Norte, luego de relevar
a Rondeau. En 1824, en el muro sur de la iglesia fue fusilado
el Coronel Bernabé Aráoz, que presidió
la "República de Tucumán" durante 1820.
Destruida por el terremoto de 1826, la iglesia fue reconstruida
sobre sus cimientos en 1827.
Hoy, junto con la plaza, es lo único que queda en pie
de la vieja villa. De características austeras, esta
iglesia es un ejemplo de arquitectura del período poscolonial.
Suma tres elementos: espadaña, nave y capilla de ánimas.
La fachada plana unifica la nave con la espadaña; los
dos frontones superpuestos le confieren originalidad. El espacio
interior es simple, con un área de transición
en el ingreso, creada por el coro, y al fondo la capilla de
ánimas.
Está construida con muros de adobe revocado y encalado,
y el techo es de tejas sobre cerchas de madera. En su interior
se conserva un rico patrimonio de arte religioso: la talla del
santo patrono San Joaquín, que probablemente proviene
de un taller del Alto Perú, un San José y un Nazareno,
entre otras. Aquí fue bautizada la escultora Lola Mora.
Catedral
- San Miguel de Tucumán
Hacia fines del siglo XVIII y en las primeras décadas
del siglo XIX, el mal estado de la Iglesia Matriz impidió
realizar allí los oficios religiosos y obligó
a usar la Iglesia de la Merced. En 1847 comenzó la construcción
de la actual iglesia, obra del Ing. Dalgare Etcheverry.
Durante su inauguración en 1856, pronunció un
famoso sermón Fray Mamerto Esquiú. La fachada
de la iglesia está enmarcada por dos torres campanarios,
que culminan en cúpulas con forma de bulbo en gajos.
Presenta un pórtico neoclasicista, al que columnas apareadas
dividen en tres vanos iguales. Estos no reflejan la distribución
interior, que presenta una nave central más amplia que
las laterales.
El frontis, con un bajorrelieve realizado en 1916 por el escultor
Juan B. Finochiaro, remata con una imagen de la Virgen de Lourdes.
La nave central tiene cúpula sobre el crucero, y un profundo
presbiterio que remata en el ábside, donde se conserva
un gran cuadro de la Asunción.
El templo resguarda la Cruz de la Refundación de la ciudad,
y en su interior están las tumbas de los sacerdotes Miguel
Moisés Aráoz, José Eusebio Colombres y
la del general Gregorio Aráoz de Lamadrid. En el siglo
XX se sustituyeron las pinturas originales de Félix Revol
por las actuales del pintor español Brihuega.
Casa
del Obispo Colombres - San Miguel de Tucumán
Era la sede de un antiguo ingenio azucarero y residencia del
Presbítero Dr. José Eusebio Colombres, a quien
se atribuye la refundación de la industria azucarera
en nuestro país, iniciada por los jesuitas en Tucumán.
Graduado en teología en la Universidad de Córdoba,
Colombres fue seguidor de los principios de la Revolución
de Mayo, representante por Catamarca en el Congreso de 1816
y Obispo de Salta. Su casa constituye uno de los testimonios
más antiguos de la arquitectura del siglo XIX en Tucumán.
El conjunto, originalmente formado por tres construcciones en
"U", actualmente conserva sólo el cuerpo principal
y uno de los laterales. Construido en un medio originalmente
rural, tenía un patio central, rodeado por los tres pabellones,
al que llegaban las carretas con caña. El edificio principal
era la residencia del Presbítero Colombres y la sede
de sus oficinas. Es una construcción sencilla, de muros
lisos revocados y encalados, con una galería de arcos
de medio punto sobre pilares.
Techos y entrepiso tienen estructura de madera "a la vista".
En su interior se encuentra una galería de retratos de
los gobernadores de Tucumán, la mayoría de los
cuales son carbonillas ejecutadas por Lola Mora. Funciona allí
el Museo de la Industria Azucarera.
Casa
de Nicolás Avellaneda - San Miguel de Tucumán
Fue construida por encargo del Gobernador José Manuel
Silva. Allí nació su nieto Nicolás Avellaneda:
periodista, diputado a la Legislatura de Buenos Aires y catedrático
de economía política, ocupó el ministerio
de Instrucción Pública durante la presidencia
de Sarmiento. Entre 1874 y 1880, fue Presidente de la República.
Se cree que ésta fue la primera casa de dos plantas en
Tucumán, que habría sido construida por el Ingeniero
Dalgare Etcheverry.
De estilo neoclásico, tiene cubiertas planas sostenidas
por tirantes de quebracho. El techo queda oculto detrás
de un parapeto vertical que corona la austera fachada. Las puertas
y ventanas son simples perforaciones en el muro frontal, con
las rejas de balcón en el piso superior como único
elemento decorativo, además del tratamiento símil
almohadillado de la planta baja. Los gruesos muros son de barro
crudo, con cimientos de mampostería. Las habitaciones
están dispuestas alrededor de patios. La ubicación
lateral que éstos muestran en la actualidad, así
como la del ingreso a la casa, se supone debida a particiones
posteriores de la vivienda original. El edificio fue cedido
por los descendientes de la familia Avellaneda al Gobierno de
la Provincia, y desde 1976 funciona allí el Museo Histórico
Provincial.
Estancia
Jesuítica de La Banda - Tafí del Valle
En esta zona se desarrolló la cultura Tafí,
la más antigua del norte argentino, de cuyos asentamientos
se conservan restos diseminados por todo el Valle. El primer
dato que se tiene sobre el lugar es que fue otorgado por Merced
Real, en 1617, al vecino feudatario y encomendero Melián
L. y Guevara.
En
1718 la Compañía de Jesús adquirió
estos terrenos para establecer una estancia. Expulsados los
jesuitas, esos bienes se remataron y el valle fue dividido
en varias estancias. La Banda fue adquirida como "Potrero
del Rincón" por Julián Ruiz Huidobro.
La Estancia de La Banda está integrada por una amplia
vivienda, capilla, aposentos de servicio y un molino hidráulico,
construidos y sucesivamente modificados en diversas etapas,
hasta el agregado de dependencias en estilo neocolonial, hacia
1940. En la casa veranearon y residieron el presidente Nicolás
Avellaneda y varios de los gobernadores de Tucumán.
En la década del ´70, pasó a la Provincia,
que restauró el conjunto y estableció allí
el Museo Histórico y Arqueológico.
Capilla
de San Ignacio - La Cocha
Construida entre 1746 y 1757, perteneció a una reducción
jesuítica que fue la primera que fabricó azúcar
en la provincia. Está emplazada en un sitio elevado,
y ocupa el centro del cementerio de San Ignacio, en el departamento
de Graneros, al sur de la provincia. Posee una singular "fachada
telón", apenas calada por las pequeñas aberturas
del campanario, el portal de acceso y la ventana del coro. Se
trata de un paño único, generado por la unión
del frontis triangular y la espadaña con el frente plano
por el que se accede al edificio. El sector que pertenece a
la nave ha sido enfatizado por encima de la cornisa superior,
con el agregado de elementos que forman un frontón muy
simple.
La espadaña culmina a su vez en un pequeño volumen
cuya forma resulta de la combinación de curvas y contracurvas.
La capilla, a la que se ingresa a través de un espacio
de poca altura marcado por el entrepiso del coro, es de nave
única, con paredes lisas desprovistas de ornamento. En
su interior se conservan ejemplos de arte religioso de alta
calidad, como las imágenes de San Ignacio de Loyola,
San Francisco Javier y la Inmaculada Concepción, por
cuyas características se supone hayan sido obra de los
aborígenes que habitaban las misiones jesuíticas.