| 
                            Canal de Panama - La Construccion 
                        del Canal Frances 
                              |  | CANAL 
                              DE PANAMA - LA CONSTRUCCION DEL CANAL FRANCES |  |  |  En 1876, la Sociedad Geográfica 
                          de París organizó un comité que 
                          promoviera la cooperación internacional para 
                          realizar estudios que llenaran vacíos sobre el 
                          conocimiento geográfico del área de América 
                          Central con miras a construir un canal interoceánico. 
                          El comité, una compañía limitada, 
                          la Société Civile Internationale du Canal 
                          Interocéanique de Darien, era presidida por Ferdinand 
                          de Lesseps. Al Teniente de la Armada francesa, Lucien 
                          N.B. Wyse, nieto de Lucien Bonaparte, se le asignó 
                          la exploración del Istmo. Armand Réclus, 
                          también teniente naval, fue su jefe asistente. Luego de explorar varias rutas en las 
                          regiones de Darién y Atrato, Wyse volvió 
                          a París en abril de 1877. Sin embargo, de Lesseps 
                          rechazó todos sus planos porque incluían 
                          la construcción de túneles y esclusas. 
                          Durante una segunda visita de exploración en 
                          el Istmo que se inició el 6 de diciembre de 1877, 
                          Wyse exploró dos rutas en Panamá: la ruta 
                          de San Blas y la ruta desde Bahía Limón 
                          a la ciudad de Panamá, que es la actual ruta 
                          del Canal. De seleccionar la última, su plan 
                          era construir un canal al nivel del mar. La ruta correría 
                          casi paralela al Ferrocarril de Panamá y requeriría 
                          de un túnel de 7,720 metros de largo a través 
                          de la Cordillera Continental en Culebra. Con este plan para un canal por Panamá, 
                          Wyse viajó a Bogotá donde, en nombre de 
                          la sociedad, negoció un tratado con el gobierno 
                          colombiano. El tratado, firmado el 20 de marzo de 1878, 
                          se conoció como la Concesión Wyse. Otorgaba 
                          a la Société Civile derecho exclusivo 
                          para construir un canal interoceánico por Panamá. 
                          Conforme a una cláusula del tratado, la vía 
                          acuática revertiría al gobierno colombiano 
                          luego de 99 años, sin compensación.  La Société de Géographie 
                          du Paris (Sociedad Geográfica de París) 
                          envió invitaciones para un congreso, el Congrès 
                          International d'Etudes du Canal Interocéanique 
                          (Congreso Internacional para Estudios de un Canal Interoceánico), 
                          programado para celebrarse en París el 15 de 
                          mayo de 1879. Los críticos alegaban que uno de 
                          los objetivos principales del congreso sería 
                          proporcionar la legitimidad que tanto necesitaba la 
                          Concesión Wyse, tal y como lo reconoció 
                          de Lesseps, para lograr el apoyo financiero. El objetivo 
                          del congreso no era aprobar una ruta o los planos, pues 
                          esa decisión ya la había tomado de Lesseps, 
                          si no introducir pública y ceremoniosamente la 
                          decisión y la ya negociada Concesión Wyse. 
                          También sirvió para dar la apariencia 
                          de que contaban con una aprobación científica 
                          imparcial a nivel internacional.  Se presentaron al congreso catorce 
                          propuestas para canales a nivel por Panamá, incluyendo 
                          el plan de de Lesseps, desarrollado por Wyse y Réclus. 
                          Un subcomité redujo las opciones a dos - Nicaragua 
                          y Panamá.  Como era de esperarse, ingenieros y 
                          otros presentaron opiniones opuestas sobre los varios 
                          planes. Uno de esos ingenieros fue el Barón Godin 
                          de Lépinay (Nicholas-Joseph-Adolphe Godin de 
                          Lépinay, Barón de Brusly). Lépinay, 
                          el ingeniero jefe del Departamento de Puentes y Carreteras 
                          de Francia, era conocido por su inteligencia al igual 
                          que por su actitud condescendiente hacia aquellos con 
                          los que no estaba de acuerdo. Era el único de 
                          la delegación francesa que tenía experiencia 
                          en construcciones en el trópico, tras haber construido 
                          un ferrocarril en México, entre Córdoba 
                          y Veracruz, en 1862. En el congreso, hizo una enérgica 
                          presentación en favor de un canal de esclusas. El plan de de Lépinay incluía 
                          la construcción de represas, una a través 
                          del Río Chagres cerca de su desembocadura en 
                          el Atlántico y otra en el Río Grande cerca 
                          del Pacífico. La altura aproximada de 80 pies 
                          del lago artificial que sería creado, se accesaría 
                          por medio de esclusas. Las ventajas principales del 
                          plan serían la reducción en la cantidad 
                          de la excavación necesaria y la eliminación 
                          de los peligros de inundaciones del Chagres. El tiempo 
                          estimado de construcción sería de seis 
                          años. Como este plan requería de un menor 
                          volumen de excavación, habría menos problemas 
                          debido a las supuestas teorías prevalecientes 
                          que decían que las enfermedades tropicales eran 
                          causadas por alguna clase de emanación tóxica 
                          que salía de la tierra recién excavada 
                          y expuesta al aire. El diseño de de Lépinay 
                          incluía todos los elementos básicos diseñados 
                          ultimadamente para el actual Canal de Panamá. 
                          La compañía francesa utilizaría 
                          estos conceptos como base para el canal de esclusas 
                          que adoptaría eventualmente en 1887, luego del 
                          fallido intento por construir un canal al nivel del 
                          mar. De haber aprobado este plan en un principio, Francia 
                          hubiera podido prevalecer en su esfuerzo de construir 
                          un canal. De haberse aprobado en un principio, en 1879, 
                          el Canal de Panamá bien hubiera podido ser terminado 
                          por Francia en vez de los Estados Unidos. Sin embargo, 
                          el diseño de de Lépinay no recibió 
                          mucha atención como era originalmente.  La delegación estadounidense 
                          con el plan por Nicaragua fue presentada por Aniceto 
                          García Menocal. Cubano de nacimiento, Menocal 
                          era un ingeniero civil asignado por el Almirante Ammen 
                          a los estudios de Grant en Nicaragua y Panamá. 
                          La bien organizada y convincente presentación 
                          de los estadounidenses estuvo a punto de acabar con 
                          los cuidadosamente orquestados planes de de Lesseps. 
                          Pero, una vez más, no fue así.  De Lesseps pensó que una semana 
                          sería suficiente tiempo para lograr el consenso 
                          y finiquitar los detalles. Con las cosas ahora amenazando 
                          con salirse de sus manos, el viernes 23 de mayo "lanzó 
                          el manto de la indiferencia", como escribió 
                          un delegado, y convocó a una sesión general. 
                         Parado frente a un gran mapa, de Lesseps, 
                          confiado y relajado, se dirigió por primera vez 
                          al congreso. Habló espontáneamente, en 
                          un lenguaje sencillo y directo y con mucha convicción 
                          y vasto conocimiento, haciendo que todo sonase correcto 
                          y razonable. El mapa, al cual se refirió con 
                          familiaridad, mostraba claramente que la mejor ruta 
                          para construir el Canal era por Panamá. Era la 
                          ruta que ya se había seleccionado para desarrollar 
                          el ferrocarril transcontinental de Panamá. No 
                          había duda que el canal a nivel era el tipo correcto 
                          que se debía construir y absolutamente ninguna 
                          duda de que Panamá era el mejor y el único 
                          lugar para construirlo. Cualquier problema - y de seguro 
                          habría algunos - se resolvería por sí 
                          solo, como había ocurrido en Suez. Su audiencia 
                          estaba encantada. Luego de su presentación, todo 
                          cayó en su sitio para de Lesseps, y la recomendación 
                          del Comité Técnico fue la de construir 
                          un canal a nivel por Panamá. Sin embargo, de 
                          ninguna manera fue todo pacífico y unánime. 
                          Casi la mitad del Comité se había retirado 
                          aún antes de la votación. Luego de la 
                          votación, con el pleno del congreso reunido, 
                          se leyó el informe del Comité y se aceptó 
                          la votación final e histórica. La resolución 
                          del Comité decía: "El congreso cree que la excavación 
                          de un canal interoceánico a nivel, tan deseado 
                          para satisfacer los intereses del comercio y la navegación, 
                          es factible; y que, para poder tomar ventaja de las 
                          indispensables facilidades para el acceso y operación 
                          que un cauce de este tipo debe ofrecer por encima de 
                          todo, este canal debe extenderse desde el Golfo de Limón 
                          hasta la Bahía de Panamá".  La resolución fue aprobada con 
                          74 votos a favor y 8 en contra. Los votos en contra 
                          incluyeron a de Lépinay y Alexandre Gustave Eiffel. 
                          Treinta y ocho miembros del Comité estuvieron 
                          ausentes y 16, incluyendo a Ammen y Menocal, se abstuvieron. 
                          Los votos a favor, predominantemente franceses, no incluyeron 
                          a ninguno de los cinco delegados de la Sociedad Francesa 
                          de Ingenieros. De los 74 que votaron a favor, sólo 
                          19 fueron ingenieros y de ellos, sólo uno, Pedro 
                          Sosa de Panamá, había estado alguna vez 
                          en América Central. Luego de organizada la Compagnie Universelle 
                          du Canal Interocéanique de Panama el 17 de agosto 
                          de 1879, bajo la presidencia de de Lesseps, se obtuvo 
                          la Concesión Wyse de la Société 
                          Civile. Se ordenó un nuevo estudio y una Comisión 
                          Técnica Internacional formada por renombrados 
                          ingenieros viajó a Panamá, en compañía 
                          de de Lesseps, para conocer el Istmo de primera mano. 
                         Cumpliendo su promesa de sacar la primera 
                          palada de tierra para el Canal de Panamá, de 
                          Lesseps organizó una ceremonia especial el 1 
                          de enero de 1880, en la que su joven hija, Ferdinande 
                          de Lesseps, haría los honores al sacar la primera 
                          palada de tierra. La ceremonia se realizaría 
                          en la desembocadura del Río Grande, que sería 
                          la entrada del futuro canal en el Pacífico. En el día escogido, pero más 
                          tarde que la hora escogida, el bote de servicio a vapor 
                          Taboguilla, llevó a de Lesseps y a un grupo de 
                          distinguidos invitados tres millas hacia el sitio donde 
                          se celebraría la ceremonia en el Río Grande, 
                          luego de realizar los festejos y actividades acordes 
                          a bordo. Sin embargo, como algunos invitados llegaron 
                          tarde y atrasaron al Taboguilla, la marea del Océano 
                          Pacífico había bajado tanto que la nave 
                          no pudo atracar en el área designada. Por supuesto 
                          que el intrépido de Lesseps tenía lista 
                          una solución. Tenía consigo una pala y 
                          una piqueta traídas de Francia especialmente 
                          para la ocasión. Ahora, al declarar que de todas 
                          formas el acto era sólo simbólico, arregló 
                          para que su hija Ferdinande diera el golpe ceremonial 
                          con el pico a una caja de champaña llena de tierra. 
                          La caja de champaña vacía fue quizás 
                          un indicio del regocijo y aplauso que siguieron al acto 
                          oficial. De Lesseps decidió entonces 
                          que se haría otra ceremonia para inaugurar la 
                          sección del canal que tuviera la excavación 
                          más profunda, el corte a través de la 
                          Cordillera Continental en Culebra. Se organizó 
                          una ceremonia, y el 10 de enero de 1880 los funcionarios 
                          indicados y los invitados se reunieron en Cerro Culebra 
                          (llamado más tarde Cerro del Oro) para la ceremonia, 
                          que incluyó ser testigos de la voladura realizada 
                          para romper la formación de basalto justo sobre 
                          la cima. Luego de la bendición por el obispo 
                          local, la joven Ferdinande hizo otra vez los honores, 
                          oprimiendo el botón del detonador eléctrico 
                          que volaba la carga que arrojó una gran cantidad 
                          de roca y tierra al aire. Como de Lesseps era un diplomático 
                          de carrera y no un ingeniero, hecho que quizás 
                          debieron haber recordado más a menudo al tomar 
                          las decisiones sobre el diseño del canal, su 
                          hijo Charles se encargó de la tarea de supervisar 
                          el trabajo diario. El mismo de Lesseps se encargó 
                          de la importante tarea de promover y conseguir el dinero 
                          para el proyecto de fuentes privadas. Al no tener la 
                          más mínima inclinación científica 
                          o técnica, de Lesseps dependía de una 
                          fe más bien ingenua en la naturaleza fortuita 
                          de la tecnología naciente. Por esto se preocupó 
                          muy poco por los problemas que enfrentaba el gigantesco 
                          esfuerzo, sintiéndose seguro de que de alguna 
                          manera la gente correcta con las ideas correctas y las 
                          máquinas adecuadas aparecerían milagrosamente 
                          en el momento adecuado y se encargarían de ellos. 
                          Su confianza y entusiasmo sin límite para el 
                          proyecto y su fe consumada en los milagros de la tecnología 
                          atrajeron a los accionistas. Mientras tanto, la Comisión 
                          Técnica Internacional inició la difícil 
                          tarea de explorar y trazar la ruta del canal. Esta ruta 
                          se dividió en secciones entre Colón y 
                          la ciudad de Panamá y se asignó un equipo 
                          de ingenieros a cargo de cada una de ellas. Los hallazgos 
                          del estudio se recopilaron en un informe final en las 
                          oficinas principales de la comisión en la ciudad 
                          de Panamá.  La Comisión Técnica Internacional 
                          verificó todos los estudios previos, incluyendo 
                          aquellos realizados por Wyse y Réclus y los estudios 
                          estadounidenses realizados por Lull y Menocal. Con esta 
                          revisión se buscaba determinar la ruta final 
                          del canal que llevara a la preparación de las 
                          especificaciones de diseño y los planos para 
                          el trabajo. Otra de las metas era convencer a los inversionistas 
                          que de Lesseps era el promotor de un proyecto concebido 
                          apresuradamente, comprendido a medias y planificado 
                          de manera imperfecta, que más bien reflejaba 
                          un presupuesto de costos que no eran confiables. Sin embargo, las pocas semanas dedicadas 
                          a este estudio no fueron suficientes para una investigación 
                          de tal magnitud. Como consecuencia, el contenido del 
                          informe de la comisión técnica, enviado 
                          el 14 de febrero de 1880, era poco convincente tanto 
                          científica como profesionalmente. De hecho, incluía 
                          poco más que un sello de goma para el proyecto 
                          como lo concebía de Lesseps. Para aprobar la 
                          construcción de un canal al nivel del mar, la 
                          comisión informó que no se presentarían 
                          dificultades significativas al excavar el cauce profundo 
                          a través de la Cordillera Continental en el Corte 
                          Culebra y estimó que la construcción tomaría 
                          aproximadamente ocho años. Las recomendaciones 
                          también incluyeron la construcción de 
                          un rompeolas para protección en Bahía 
                          Limón y una posible esclusa de mareas en el lado 
                          Pacífico. Para realizar el trabajo, de Lesseps 
                          contrató a la firma Couvreux y Hersent, con la 
                          cual había trabajado en Suez. Viendo el trabajo 
                          en retrospección, se podría decir que 
                          se dividió en cuatro fases. Durante la primera 
                          fase, del 12 de marzo de 1881 a finales de 1882, todo 
                          el proyecto estuvo a cargo de Couvreux y Hersent. Durante 
                          la segunda fase, de 1883 a 1885, luego de la salida 
                          de Couvreux y Hersent, el trabajo lo realizaron una 
                          variedad de pequeños contratistas bajo la supervisión 
                          de la Compañía del Canal. En la tercera 
                          fase, entre 1886 y 1887, el trabajo lo realizaron varios 
                          grandes contratistas.  Finalmente, en la cuarta fase, iniciada 
                          en 1888, se abandonó el proyecto de un canal 
                          al nivel del mar, aunque sólo de manera temporal, 
                          y se reemplazó por la construcción de 
                          un canal de esclusas con la idea de que, una vez que 
                          éste entrara en operación, el cauce podría 
                          ahondarse paulatinamente para construir un canal a nivel. 
                          Pero ya era demasiado tarde y gradualmente el trabajo 
                          se detuvo. Armand Réclus, el Agent Général 
                          o superintendente en jefe de la Compagnie Universelle, 
                          dirigió el primer grupo de la construcción 
                          francesa, formado por unos 40 ingenieros y funcionarios. 
                          Llegaron a Colón el 29 de enero de 1881, abordo 
                          del Lafayette. Réclus esperaba con optimismo 
                          que las tareas preparatorias tomaran más o menos 
                          un año, pero la dispersa población panameña 
                          no se prestó para el reclutamiento laboral y 
                          la espesa jungla en Panamá tampoco permitió 
                          el paso rápido por el interior para realizar 
                          el trabajo. Gastón Blanchet, el director de Couvreux 
                          y Hersent, acompañó a Réclus al 
                          Istmo. Como Blanchet era conocido como la fuerza que 
                          movía a la compañía, fue un golpe 
                          tremendo cuando murió, aparentemente de malaria, 
                          luego de sólo 10 meses en el proyecto.  Sin embargo, el trabajo continuó. 
                          Los estudios se terminaron y se determinó la 
                          ruta del canal con más exactitud. Se inició 
                          la construcción de los edificios de servicio 
                          y las viviendas para los obreros. La maquinaria debería 
                          llegar pronto. Parte de ésta fue fabricada en 
                          Europa y el resto en los Estados Unidos. Se necesitaba 
                          toda clase de equipos -- desde lanchas, excavadoras, 
                          camiones volquetes y grúas hasta telégrafos 
                          y equipo telefónico.  De Lesseps estaba consciente que el 
                          ferrocarril era importante para llevar a cabo los trabajos 
                          y en agosto de 1881, los franceses adquirieron el control 
                          de este vital elemento. Pero les costó bastante: 
                          más de $25,000,000 - casi un tercio de los recursos 
                          con que contaba la Compagnie Universelle. Sin embargo, 
                          de manera extraña, nunca se logró organizar 
                          el ferrocarril para que prestara servicio tan siquiera 
                          cerca de su capacidad máxima, especialmente transportando 
                          material desde el sitio de excavación hacia las 
                          áreas de depósito.  Al paso que aumentaba la fuerza laboral 
                          aumentaban las enfermedades y la muerte. La primera 
                          muerte por fiebre amarilla entre los 1,039 empleados 
                          se dio en junio de 1881, poco después del inicio 
                          de la época lluviosa. Un joven ingeniero llamado 
                          Etienne murió el 25 de julio, supuestamente de 
                          "fiebre cerebral". Unos días más 
                          tarde, el 28 de julio, Henri Bionne murió también. 
                          Con títulos en medicina y leyes, al igual que 
                          autoridad en finanzas internacionales, Bionne jugaba 
                          un papel importante en la operación de París. 
                          En su libro "El Camino Entre Dos Mares", David 
                          McCullough escribió: "La causa de muerte 
                          sería atribuida en París a 'complicaciones 
                          en la región de los riñones'". Pero 
                          en el Istmo se contaría la historia mientras 
                          permanecieran los franceses. Bionne había llegado 
                          de Francia para hacer una inspección personal 
                          para de Lesseps y varios de los ingenieros habían 
                          preparado una cena en su honor en el comedor de los 
                          empleados en Gamboa. Aparentemente era una noche festiva. 
                          Él fue el último en llegar; entró 
                          al comedor justo cuando todos se aprestaban a sentarse. 
                          Uno de los invitados, una mujer noruega, exclamaba con 
                          gran agitación que sólo había trece 
                          a la mesa. 'Puede estar segura señora, que en 
                          ese caso el último en llegar paga por todo', 
                          dijo Bionne alegremente. 'Brindó por nuestro 
                          éxito en el Istmo', recordó un ingeniero; 
                          'nosotros brindamos por su buena suerte
' Dos semanas 
                          más tarde, de vuelta a casa en Francia, Bionne 
                          murió de lo que el doctor del barco llamó 
                          fiebre a secas, no fiebre amarilla. Su cuerpo fue sepultado 
                          en el mar".  Ya para octubre, los equipos y materiales 
                          estaban llegando y acumulándose en Colón 
                          con más rapidez de lo que podían contratar 
                          a la fuerza laboral que los utilizaría. Para 
                          diciembre de 1881, los franceses se habían establecido 
                          en la ciudad de Panamá en el Grand Hotel en la 
                          Plaza de la Catedral. Un banquete bailable celebrado 
                          el 20 de enero de 1882 en la ciudad de Panamá, 
                          marcó oficialmente el inicio de las excavaciones 
                          en el Corte Culebra. Sin embargo, realmente fue poco 
                          lo que se excavó debido a la falta de organización 
                          en el campo. Los ingenieros debieron seguir realizando 
                          los estudios y trabajos preliminares necesarios para 
                          el proyecto, debido a lo limitado que resultaron los 
                          estudios originales. También siguieron enviando 
                          informes a París.  En el Istmo, la Compagnie Universelle 
                          estableció servicios médicos, organizados 
                          por las Hermanas de San Vicente de Paúl. El primer 
                          hospital con 200 camas se estableció en Colón 
                          en marzo 1882. En el Pacífico, se inició 
                          la construcción del L'Hôpital Central de 
                          Panama en el Cerro Ancón, antecesor del Hospital 
                          Ancón. Fue dedicado seis meses más tarde, 
                          el 17 de septiembre de 1882. No habiendo descubierto 
                          aún la conexión entre el mosquito y la 
                          transmisión de la fiebre amarilla y la malaria, 
                          los franceses y las buenas hermanas sin saber cometieron 
                          una serie de errores que costaron muchas vidas y sufrimiento 
                          humano. Por ejemplo, en los predios del hospital se 
                          cultivaron muchas variedades de vegetales y flores. 
                          Para protegerlos de las hormigas que se comían 
                          las hojas, se construyeron canales de agua alrededor 
                          de las plantas. Dentro del mismo hospital, se colocaban 
                          palanganas con agua bajo las patas de las camas para 
                          mantener alejados a los insectos. Ambos métodos 
                          para combatir a los insectos probaron ser excelentes 
                          criaderos para los mosquitos Stegomyia fasciata y Anofeles, 
                          transmisores de la fiebre amarilla y la malaria. Muchos 
                          pacientes que llegaban al hospital por otras razones, 
                          a menudo terminaban contrayendo estas enfermedades estando 
                          hospitalizados. La situación llegó al 
                          punto en que las personas evitaban al máximo 
                          ir al hospital.  Finalmente, y tras haber hecho todos 
                          los arreglos para la excavación, Couvreux y Hersent 
                          decidieron retirarse del proyecto, y el 31 de diciembre 
                          de 1882 escribieron a de Lesseps pidiendo la cancelación 
                          de su contrato. La confusión reinó por 
                          un tiempo, hasta el nombramiento de Jules Dingler como 
                          el nuevo Director General. A pesar de la amenaza de 
                          la fiebre amarilla, Dingler, ingeniero de habilidades, 
                          reputación y experiencia sobresalientes, llegó 
                          a Colón el 1 de marzo de 1883, acompañado 
                          por su familia y Charles de Lesseps.  Dingler se concentró en restablecer 
                          el orden y organizar el trabajo; sin embargo, en el 
                          ínterin se ganó el desprecio de muchos. 
                          Para ese entonces se implementó un nuevo sistema, 
                          el sistema de contratos pequeños, y se otorgaron 
                          casi treinta. Para realizar estos contratos, la Compagnie 
                          Universelle rentó el equipo necesario a bajos 
                          precios. El sistema no era particularmente eficiente, 
                          ya que requería de mucho papeleo y traía 
                          como consecuencia muchas demandas en los tribunales 
                          colombianos, pero en fin se realizaba el trabajo con 
                          la fuerza laboral disponible.  En el Corte Culebra, los trabajos de 
                          excavación seca progresaban y se proyectaba que 
                          se terminarían para mayo de 1885. Sin embargo, 
                          existía la creciente preocupación por 
                          la estabilidad de los taludes y el peligro por deslizamientos 
                          de tierra. Las dragas se abrían camino tierra 
                          adentro en las entradas en el Atlántico y el 
                          Pacífico. La maquinaria provenía de diferentes 
                          países - Francia, Estados Unidos y Bélgica. 
                          El equipo era modificado constantemente y era utilizado 
                          en combinaciones experimentales, pero en general era 
                          demasiado liviano y pequeño. La creciente acumulación 
                          de equipo desechado y fuera de uso a lo largo de la 
                          ruta del canal era evidencia de los errores cometidos 
                          previamente. Para septiembre de 1883, con una planilla 
                          de aproximadamente 10,000 hombres, los trabajos avanzaban 
                          a todo vapor. En 1884, la fuerza laboral más 
                          grande contratada por los franceses llegó a sobrepasar 
                          los 19,000 hombres. El suministro de obreros provenía 
                          de las Antillas, principalmente de Jamaica.  Pero justo cuando parecía que 
                          las cosas iban bien, la tragedia llegó a la familia 
                          Dingler. Su hija, Louise, murió de fiebre amarilla 
                          en 1884. Un mes más tarde, el hijo de Dingler 
                          de 20 años, Jules, murió de la misma enfermedad. 
                          Como si no hubiera sido suficiente, el prometido de 
                          su hija, quien había llegado de Francia con la 
                          familia, contrajo la enfermedad y también murió. Dingler perseveró, manteniendo 
                          el ritmo de los trabajos. En junio volvió a Francia 
                          con su esposa, en un viaje de negocios. En octubre volvieron 
                          al Istmo, trayendo con ellos a un ingeniero joven, capaz 
                          y enérgico llamado Philippe Bunau-Varilla, un 
                          hombre destinado a jugar un papel de suma importancia 
                          en la historia de Panamá y el Canal de Panamá. 
                          Bunau-Varilla fue asignado como ingeniero de división 
                          para el vital trabajo de la construcción de la 
                          vertiente de Culebra y el Pacífico, lo que involucraba 
                          tanto excavación seca como dragado. Para ese 
                          entonces era necesario acelerar los trabajos en Culebra. Entonces, tan terrible como suena, 
                          la tragedia azotó nuevamente. La esposa de Dingler 
                          murió de fiebre amarilla, casi un año 
                          después de la muerte de su hija y su hijo. Devastado, 
                          Dingler permaneció en el trabajo hasta junio, 
                          cuando decidió regresar a Francia para nunca 
                          más volver al Istmo que le había arrebatado 
                          a tantos de sus seres amados.  El siguiente Director General fue Maurice 
                          Hutin, quien ocupó el cargo durante un mes hasta 
                          que se vio forzado a volver a Francia por motivos de 
                          salud. El nuevo Director General interino fue Bunau-Varilla, 
                          de 26 años. Bajo el mando de Bunau-Varilla aumentó 
                          la moral de los empleados y las excavaciones aumentaron 
                          a lo largo de la ruta. Aún así, el equipo 
                          y la organización del trabajo seguían 
                          siendo increíblemente inadecuados. Los vagones 
                          Decauville hacían la mayor parte del trabajo 
                          en Culebra, en el sector Pacífico. Cada una de 
                          las cinco excavadoras que trabajaban en el Atlántico 
                          podían remover 300 metros cúbicos de material 
                          por día, pero la falta de trenes para transportar 
                          los desechos atrasaba su trabajo.  Seguía faltando el equipo adecuado 
                          -- el que se tenía aún era muy pequeño 
                          y muy liviano -- y se daban grandes cambios en la fuerza 
                          laboral. El sistema de eliminación de desechos 
                          estaba ineficazmente organizado y manejado, los sitios 
                          de desecho estaban demasiado cerca de los sitios de 
                          excavación y cuando llovía, todo el material 
                          excavado se volvía a depositar en el cauce. Las 
                          cunetas de drenaje construidas paralelas al Canal ayudaron, 
                          pero no mucho. Mientras más profunda era la excavación, 
                          peor eran los deslizamientos. Lograr que los taludes 
                          fueran menos empinados excavándolos hacia atrás, 
                          fue otro método utilizado para disminuir los 
                          deslizamientos, pero esto aumentaba el volumen de excavación 
                          a realizar. Y, mientras que la tierra se deslizaba con 
                          facilidad hacia el cauce, el espeso lodo se adhería 
                          con tenacidad a las palas y a menudo debía ser 
                          raspado para retirarlo. Las excavadoras francesas de 
                          cangilones se atascaban y eran detenidas por piedras 
                          y rocas. En un intento por lograr una mayor 
                          eficiencia, Bunau-Varilla volvió al viejo esquema 
                          de los grandes contratistas, pero en vez de contratar 
                          a uno solo, contrató a varios. Esto hizo que 
                          se redujera considerablemente la mano de obra. En una ocasión un contratista 
                          tuvo a tantos subcontratistas trabajando en el cerro 
                          situado en la ribera oeste en el Corte, que el mismo 
                          terminó con el nombre de Cerro del Contratista. 
                          Para julio de 1885, sólo se había logrado 
                          excavar aproximadamente una décima parte del 
                          total estimado. Finalmente, el problema de los derrumbes, 
                          que nunca pudieron resolver, llevaría a la quiebra 
                          el plan de construir un canal al nivel del mar. Mientras tanto, la pérdida de 
                          vidas humanas aumentaba, llegando a su máximo 
                          en 1885. La fiebre amarilla no era constante, pues solía 
                          llegar en ciclos de dos o tres años. Por supuesto 
                          que la malaria continuó tomando aún más 
                          vidas que la fiebre amarilla. Como los enfermos evitaban 
                          los hospitales siempre que fuera posible, por su reputación 
                          de propagar estas enfermedades, hubo muchas defunciones 
                          que nunca se registraron. En enero de 1886 llegó Leon 
                          Boyer, el nuevo Director General que relevaría 
                          a Bunau-Varilla. Poco después, el mismo Bunau-Varilla 
                          contrajo la fiebre amarilla, pero no murió. Sin 
                          embargo, estaba muy debilitado y volvió a Francia 
                          a recuperarse. Boyer comunicó a sus superiores 
                          su convicción de que sería imposible construir 
                          un canal al nivel del mar en el tiempo restante y con 
                          los limitados fondos. Para suavizar el informe, recomendó 
                          el diseño propuesto por Bunau-Varilla de construir 
                          un lago temporal y un canal de esclusas que pudiera 
                          ser profundizado gradualmente luego de construido y 
                          de haber entrado en operación. Pero ya para mayo él también 
                          tuvo que retirarse, víctima de la fiebre amarilla. 
                          Su asistente, Nouailhac-Pioch, fue nombrado director 
                          provisional hasta que otro Director General, un hombre 
                          llamado Jacquier, el sexto desde 1883, fue nombrado 
                          en julio de 1886. Jacquier ocupó el puesto hasta 
                          la derrota en 1888.  Tal era el volumen del trabajo en 1886, 
                          que el área de mayor excavación, el trecho 
                          entre Matachín y Culebra, parecía ser 
                          un solo proyecto continuo. Aunque seguía teniendo 
                          dificultades administrativas, la organización 
                          francesa en el Istmo había mejorado y tenía 
                          equipo en abundancia. Las viviendas eran limpias y adecuadas, 
                          aunque no contaban con mallas contra las moscas y mosquitos. 
                         A pesar de las mejoras, la falta de 
                          adelanto en Culebra comenzaba a preocupar a los funcionarios 
                          parisienses. En 1886, Charles de Lesseps propuso a Bunau-Varilla 
                          organizar una compañía para realizar los 
                          trabajos en Culebra. La compañía se llamó 
                          "Artigue, Sonderegger et Cie.", en honor de 
                          los dos ingenieros que eran los miembros técnicos 
                          de la compañía. Bunau-Varilla decidió 
                          encargarse él mismo de la supervisión 
                          en el campo. Como harían más tarde los 
                          ingenieros estadounidenses, se mudó a una vivienda 
                          en Culebra para poder observar el progreso de los trabajos. 
                          Unos seis meses más tarde, el trabajo de los 
                          franceses en el Corte Culebra había alcanzado 
                          su punto máximo. Veintiséis excavadoras 
                          francesas excavaban y llevaban los desechos al sitio 
                          de depósito; el Ferrocarril de Panamá 
                          aún no se había unido al esfuerzo de sacar 
                          los desechos.  Se hacía cada vez más 
                          evidente para casi todos, excepto para Ferdinand de 
                          Lesseps, que bajo las circunstancias, un canal a nivel 
                          estaba fuera de contexto y que a estas alturas sólo 
                          un canal de esclusas de alto nivel tendría alguna 
                          esperanza de tener éxito. Obstinado mantuvo su 
                          posición, aunque estaba siendo presionado desde 
                          todos los ángulos, pero finalmente accedió 
                          a considerar el cambio. Aún entonces aplazó 
                          lo inevitable durante otros nueve meses, estudiando 
                          los planes alternos. En octubre de 1887, el Comité 
                          Consultivo Superior emitió su informe. Los eminentes 
                          ingenieros franceses establecieron la posibilidad de 
                          construir un canal de esclusas de alto nivel a través 
                          del Istmo de Panamá. El plan permitiría 
                          el tránsito simultáneo de naves mientras 
                          se realizaba el dragado de un cauce para construir un 
                          canal al nivel del mar en el futuro. Nunca se tuvo la 
                          intención de hacer de esta una solución 
                          permanente. Finalmente y con renuencia, de Lesseps accedió. 
                          La idea de Bunau-Varilla era crear una serie de piscinas 
                          conectadas entre sí por una serie de 10 esclusas, 
                          en las que se pudieran colocar dragas flotantes. El 
                          nivel más alto de este canal mediría 170 
                          pies. Los trabajos en el canal se iniciaron el 15 de 
                          enero de 1888. Gustave Eiffel, el constructor de la 
                          Torre Eiffel en París, se encargaría de 
                          construir el canal de esclusas. El cauce de la vía 
                          acuática tendría un ancho de 61 pies en 
                          el fondo. En el Corte Gaillard, donde el nivel 
                          promedio había sido reducido sólo 3 pies 
                          en 1886, se redujo 10 pies más en 1887 y 20 pies 
                          en 1888, llevando el nivel finalmente a 235 pies para 
                          cuando se detuvieron los trabajos.  Bajo el mando de Artigue, Sonderegger 
                          et Cie., el trabajo avanzaba muy bien. Algunas áreas 
                          del canal estaban ya prácticamente terminadas, 
                          el Ferrocarril de Panamá estaba siendo desviado 
                          de su ruta fuera del Corte, estaba casi por iniciarse 
                          la instalación de la primera esclusa y ya se 
                          habían iniciado los trabajos preliminares para 
                          una represa. Pero de repente se terminó el 
                          dinero. De Lesseps había solicitado una subscripción 
                          pública, pero ésta no resultó. 
                          En su última reunión en enero de 1889, 
                          los accionistas decidieron disolver la Compagnie Universelle, 
                          enviándola a sindicatura judicial bajo la dirección 
                          de Joseph Brunet. Fue un fin poco honorable para un 
                          esfuerzo tan grande. Durante algunos meses se mantuvieron 
                          con dificultad algunos aspectos del trabajo, pero para 
                          el 15 de mayo de 1889 toda actividad en el Istmo había 
                          cesado. La liquidación no se terminó si 
                          no hasta 1894. En Francia, la presión popular 
                          sobre el gobierno referente a lo que se conocía 
                          como el "Caso de Panamá", llevó 
                          al enjuiciamiento de funcionarios de la compañía, 
                          entre ellos Ferdinand y Charles de Lesseps, quienes 
                          fueron acusados de fraude y malos manejos. Por su avanzada 
                          edad y frágil estado de salud, de Lesseps padre 
                          se libró de comparecer en la corte, pero ambos 
                          fueron hallados culpables y recibieron sentencias de 
                          cinco años de cárcel. Sin embargo, no 
                          se le llegó a imponer la pena porque para ese 
                          entonces ya había prescrito. Charles fue enjuiciado y hallado culpable 
                          de soborno en un segundo juicio por corrupción. 
                          Los meses que ya había pasado en prisión 
                          se redujeron de su sentencia de un año. Pero 
                          más tarde se enfermó de gravedad y terminó 
                          pagando el resto de su condena en el hospital. Para este entonces, el estado mental 
                          de Ferdinand de Lesseps era tan pobre que poco sabía 
                          de lo que estaba ocurriendo y permaneció enclaustrado 
                          en su casa dentro del círculo familiar. Falleció 
                          el 7 de diciembre de 1894 a la edad de 89 años. 
                          Charles vivió hasta 1923, lo suficiente para 
                          ver el Canal de Panamá terminado, el honor devuelto 
                          al nombre de su padre y su propia reputación 
                          substancialmente limpia. Se pueden atribuir muchas razones al 
                          fracaso de los franceses, pero es evidente que la razón 
                          principal fue la terquedad de de Lesseps de insistir 
                          y continuar con el plan de construir un canal a nivel. 
                          Pero muchos otros fueron culpables también por 
                          no haberse opuesto a sus planes, ni haber discutido 
                          con él, ni haberlo motivado a cambiar su modo 
                          de pensar. Su propio carisma resultó ser su mayor 
                          enemigo. La gente creyó en él más 
                          allá de la lógica. La dedicación al trabajo de 
                          los franceses a pesar de los obstáculos que enfrentaron 
                          en el Istmo es realmente extraordinaria, más 
                          aún cuando recordamos cuán diferente era 
                          el mundo en ese entonces y las expectativas de vida 
                          que tenían la mayoría de las personas, 
                          aún aquellas en circunstancias favorables.  Con la terminación en 1893 de 
                          la Concesión Wyse original, Wyse se dirigió 
                          una vez más a Bogotá, donde negoció 
                          una prórroga de diez años. La "nueva" 
                          Compañía del Canal de Panamá, la 
                          Compagnie Nouvelle de Canal de Panama se organizó 
                          el 20 de octubre de 1894.  Sin contar con suficiente capital para 
                          operaciones, tan sólo unos $12,000,000 para proceder 
                          con cualquier trabajo significativo, la Compagnie Nouvelle 
                          tenía la esperanza de poder atraer a los inversionistas 
                          que los ayudarían a terminar un canal ístmico 
                          construido por los franceses. Inicialmente, no tenían 
                          intención de vender sus derechos; querían 
                          hacer de la operación un éxito y quizás 
                          poder pagar las pérdidas de los accionistas originales. Navegando desde Francia, el primer 
                          grupo llegó a Panamá el 9 de diciembre 
                          de 1894 para reiniciar los trabajos de excavación 
                          en el Corte Culebra. Allí, cada palada de tierra 
                          contaba, sin importar qué tipo de canal se decidiría 
                          construir al final, ya fuera de esclusas o a nivel. 
                          Para 1897, la fuerza laboral había aumentado 
                          de los 700 obreros iniciales a más de 4,000. 
                         La Compagnie Nouvelle estableció 
                          el Comité Technique, un comité técnico 
                          de alto nivel, para revisar los estudios y el trabajo 
                          - lo que ya se había terminado y lo que aún 
                          estaba por terminar - y crear el mejor plan para terminar 
                          el canal. El comité llegó al Istmo en 
                          febrero de 1896 y comenzó de inmediato, callada 
                          y eficientemente, a realizar su tarea de ingeniar el 
                          mejor plan posible para el canal. El comité presentó 
                          su plan el 16 de noviembre de 1898. Muchos de los aspectos del plan eran 
                          similares en principio al canal que finalmente construyeron 
                          los estadounidenses en 1914. Fue un canal de esclusas 
                          con dos lagos de alto nivel para elevar las naves y 
                          hacerlas atravesar la Cordillera Continental. Las esclusas 
                          se construirían en juegos y medirían 738 
                          pies de largo y unos 30 pies de profundidad; las cámaras 
                          paralelas medirían 82 pies de ancho una y 59 
                          pies la otra. Habría ocho juegos de esclusas, 
                          dos en Bohío Soldado y dos en Obispo en el sector 
                          Atlántico; uno en Paraíso, dos en Pedro 
                          Miguel y uno en Miraflores, en el Pacífico. Se 
                          crearían lagos artificiales al represar el Río 
                          Chagres en Bohío y Alhajuela, que contribuirían 
                          al control de inundaciones y la producción de 
                          energía eléctrica. Si acaso los directores de la Compagnie 
                          Nouvelle aún mantenían la idea de que 
                          podrían terminar el canal, pronto enfrentarían 
                          la realidad de la situación: durante y luego 
                          del amargo escándalo con la antigua compañía, 
                          el público perdió toda fe en el proyecto. 
                          Por consiguiente, no habría fondos provenientes 
                          de la emisión de bonos. Tampoco se contaba con 
                          ningún tipo de apoyo del gobierno francés, 
                          ni se hizo el intento por obtenerlo. Habiendo perdido la mitad de su capital 
                          original para 1898, la compañía tenía 
                          pocas opciones - abandonar el proyecto o venderlo. Los 
                          directores de la compañía decidieron proponer 
                          un trato al mejor postor, los Estados Unidos de América. 
                          No era un secreto que Estados Unidos tenía interés 
                          en el canal ístmico. Con el informe de la comisión 
                          técnica a mano y una propuesta tentativa para 
                          la transferencia de los derechos, los funcionarios de 
                          la compañía viajaron a los Estados Unidos, 
                          donde el Presidente William McKinley los recibió 
                          el 2 de diciembre de 1899. Lograr un acuerdo tomó 
                          cinco años, pero fue firmado eventualmente. Hay quienes dicen que en gran 
                          parte los estadounidenses pudieron construir con éxito 
                          el canal por Panamá porque aprendieron de los 
                          errores cometidos por los franceses. Las lecciones aprendidas 
                          de la experiencia francesa ciertamente fueron de gran 
                          ayuda, pero el éxito de los Estados Unidos se 
                          debió a mucho más que eso.
 Vea tambien:  Los primeros 
                          Planes para un Canal La Tierra 
                          en Panama La 
                          Construccion del Canal por los Estadounidenses Fuerza 
                          Laboral Corte 
                          Culebra Diseño 
                          de las Exclusas Culminacion 
                          de la Construccion Reseña 
                          Historica Bibliografia
 |