Region de Antofagasta
ADUANA DE ANTOFAGASTA
Categoría: Monumento Histórico
Ubicación
Provincia: Antofagasta
Comuna: Antofagasta
Dirección: Balmaceda 2786, esquina Simón
Bolívar
Antecedentes Históricos
El edificio de la Aduana de Valparaíso, se
encuentra ubicado en el concurrido sector marítimo
portuario de la ciudad, siendo el inmueble institucional
más antiguo de ese puerto.
En 1844, durante el gobierno del presidente don Manuel
Bulnes, se inició la construcción del
edificio cuya obra estuvo a cargo del ingeniero Augusto
Charme y fue reanudada y finalizada por el constructor-arquitecto
oriundo de Estados Unidos, John Brown Diffin. Recién
el 1º de Septiembre de 1855, el edificio de Aduana
se inauguró oficialmente y hasta el día
de hoy se encuentra en pleno funcionamiento.
El inmueble -influenciado en la arquitectura norteamericana
post colonial- está ubicado en Plaza Wheelwright
N° 144, más conocida como Plaza Aduana,
es una construcción compacta de dos pisos,
que responde a una alta valorización del terreno
plano, de arquitectura simple, sólida y armoniosa
composición. Sus gruesos muros son de adobe
(paja y barro), cal y ladrillo estucado, con un espesor
de 1.20 metros, sólidamente empotrado en fundaciones
de piedra. Su frente es de 55 metros y su fondo, de
16 metros.
Al ingresar al edificio se aprecia un amplio hall
que conduce al segundo piso, a través de amplias
escaleras de alerce que permiten acceder al despacho
del Director Regional y otras oficinas. Hacia el ala
derecha se encuentra ubicado el Museo Histórico
de Aduana, donde se conservan valiosos documentos
de comercio exterior, mobiliario, herramientas de
trabajo, cajas de fondo europeas y una curiosa bóveda
que data del año 1864, destinada a guardar
las mercancías de valor como oro y piedras
preciosas.
Además de sus funciones aduaneras, este edificio
acoge importantes iniciativas culturales y artísticas,
acordes con un Valparaíso declarado Patrimonio
Cultural de la Humanidad por la UNESCO y sede de la
institucionalidad cultural del Gobierno de Chile.
En el año 2005 este inmueble
cumplió 150 años de funcionamiento y
para conmemorar este día Correos de Chile imprimió
un sello postal que comienza a circular en todo el
mundo a través de los filatelistas y usuarios.
Dentro de este contexto, cabe destacar la ceremonia
homenaje que las autoridades regionales, invitados
especiales, funcionarios de Aduana y público,
en general, rindieron durante el acto, al insigne
poeta nicaragüense y aduanero Rubén Darío,
develando una placa recordatoria.
ALDEA DE TULOR
Categoría: Monumento Arqueológico
Ubicación
Provincia: El Loa
Comuna: San Pedro de Atacama
Dirección: San Pedro de Atacama
Antecedentes Históricos
El primero en mencionar la existencia de Tulor fue
el sacerdote belga Gustavo Le Paige, a la que acertadamente
se refirió en el año 1957 como un
pueblo muy antiguo totalmente tapado por la arena....
De hecho, se trata de una aldea construida directamente
sobre el suelo arcilloso en la zona de desagüe
del río San Pedro, la que con el tiempo fue
sepultada por el avance del desierto. Hoy se sabe
que la aldea abarca un área de alrededor de
un kilómetro de extensión, que contiene
unos 10 sitios con vestigios arquitectónicos
y varios sectores con alfarería fragmentada
en superficie, siendo Tulor-1 el más importante.
La superficie de Tulor 1 que no está cubierta
por la arena, comprende unos 5600 metros cuadrados
de construcciones de barro, correspondientes a un
conglomerado de 22 recintos circulares alrededor del
cual se construyó un sistema de murallas, formando
complejas vías de circulación que se
intercomunican a través de puertas o vanos.
Como el sitio fue utilizado por mucho tiempo, algunos
de los vanos se encuentran clausurados, porque probablemente
se les otorgó una nueva función.
Los recintos, cuyos cimientos se asentaron sobre canaletas
previamente excavadas, fueron construidos con adobes,
adquiriendo una forma abovedada que puede alcanzar
cerca de 2 metros de alto, y que remata en un techo
cónico afirmado por postes de madera. Al igual
que los muros, por lo general los recintos presentan
vanos para puertas, casi siempre de forma trapezoide
y sin armazón, pues han sido recortados en
el mismo muro. Otros corresponden a ventanas de los
recintos, así como a las vías de acceso
a estructuras que pudieron funcionar como almacenes
o depósitos de las viviendas.
En la década del 80 se realizaron excavaciones
que permitieron distinguir por lo menos dos importantes
ocupaciones. Una cerca de la superficie actual, posterior
al abandono de la aldea (fase II), y la segunda -separada
de la anterior por un estrato de arena estéril
de más de un metro de espesor-, sobre el piso
de los recintos que casi sin duda fue el de los habitantes
originales del poblado (fase I). Tales ocupaciones
estarían representadas, principalmente, por
alfarería no decorada, correspondiente a cántaros
de cerámica alisada con forma periforme y asas
adheridas al labio. A éstos se unen vasos con
asas y cuencos de color gris muy bien pulidos de paredes
delgadas -en el estrato superior-, mientras en el
inferior domina una variada serie de fragmentos pulidos
con tonalidades que varían del rojo al negro,
dentro de los que destacan vasos y jarros
Otros vestigios encontrados en la aldea dan cuenta
de que la vida de sus habitantes durante esa primera
fase, se desarrolló en torno a actividades
ganaderas, agrícolas y de intercambio. La presencia
de huesos de camélidos hace suponer que en
aquellas épocas la subsistencia se basaba en
el manejo de estos animales, seguramente domesticados
por el hombre, usados para la alimentación
y para la producción textil. La práctica
de la agricultura queda evidenciada por la presencia
de maíz entre los escasos vegetales recuperados.
Por su parte, dichas actividades se complentarían
con el intercambio de bienes, entre los que se cuentan
especialmente los recursos marinos como las almejas
y los ostiones. A estas actividades se une la industria
en piedra, minerales y metales, sobre todo lo que
se refiere a puntas de proyectil, perforadores, hachas,
palas, pulidores, morteros, manos de moler, collares,
cinceles, etc. que hablan de tareas relacionadas con
la caza, el tallado de la madera, el cultivo de plantas
o la molienda de las mismas.
Con el objeto de saber en forma exacta cuando ocurrieron
estos hechos, el poblado se fechó por radiocarbono
con muestras provenientes de esta ocupación,
que dieron por resultado un rango ubicado entre el
345 a.C. y el 150 d.C. Durante este lapso se habría
generado una población representante de eventos
más amplios que involucrarían a gran
parte de los Andes meridionales, del sur de Bolivia
y el norte de Chile y Argentina, con cuyos aportes
se habría consolidado la agricultura, aprovechando
las tierras fértiles dejadas por los sectores
de inundación provocada por los ríos.
Esta actividad, junto a la ganadería de camélidos,
habrían permitido la concentración de
las poblaciones capaces de autoabastecerse y, con
ello, la aparición de la vida aldeana en las
áridas tierras del desierto, la que en este
caso finalizó cuando las aguas del río
ya no alcanzaban estos lugares, propiciando el avance
de las dunas que terminaron por ocultarla.
Fuentes: Barón, A.M.,
1986, Tulor: posibilidades y limitaciones de un ecosistema.
Revista Chungará, nro. 16-17, Universidad de
Tarapacá, Arica. Le Paige, G., 1957-58, Antiguas
culturas atacameñas en la cordillera chilena.
Anales de la Universidad Católica de Valparaíso,
4-5, Santiago. ---, 1964, El precerámico en
la cordillera atacameña y los cementerios del
período agro-alfarero de San Pedro de Atacama.
Anales de la Universidad Católica del Norte,
nro. 3, Antofagasta. ---, 1974, Informes de trabajo
(Tulor y Coyo). Estudios Atacameños, nro. 4,
San Pedro de Atacama. Llagostera, A., A.M. Barón
y L. Bravo, 1984, Investigaciones Arqueológicas
en Tulor-1. Estudios Atacameños, nro. 7, San
Pedro de Atacama.
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