Región del Libertador General
Bernardo O´higgins
17 AZUDAS (o ruedas de agua) DE
LARMAHUE
Categoría: Monumento Histórico
Ubicación
Provincia: Cachapoal
Comuna: Pichidegua
Dirección: Sector de Larmahue, en el valle
del río Tinguiririca
Antecedentes Históricos
La Provincia de Colchagua fue colonizada por los españoles
a partir del siglo XVII, alcanzando rápidamente
una alta densidad poblacional. Los habitantes de la
región, para poder subsistir, debieron enfrentar
el problema de que las tierras, extraordinariamente
fértiles, o bien carecían de riego,
o por el contrario estaban inundadas. Ello los llevó
a aplicar complejas técnicas de regadío
y drenaje. De entre éstas, la más novedosa
e imaginativa la constituyen las azudas, que permitieron
el riego de una buena parte del valle del Tinguiririca,
con aguas del río Cachapoal. Estas obras constituyen
un gran aporte de la civilización musulmana,
transmitida al mundo hispánico y luego a América.
Las azudas se concentraron en la antigua estancia
de Larmahue, cuyos orígenes se remontan al
siglo XVIII. El lugar presenta un plano manifiestamente
elevado respecto a los ríos antes mencionados,
por lo cual hubo de subirse el agua hasta alcanzar
la altura necesaria. Ello se efectuó mediante
estas ruedas de agua, unidas por su eje a dos fuertes
pilares, que movidas por la corriente dan vueltas,
llenándose los recipientes -tarros- colocados
en todo el perímetro. Al llegar a la parte
superior de la rueda, los tarros se vacían
sobre una o dos canaletas, que conducen el vital elemento
a los campos. Estas ruedas son armadas por uno de
los maestros en su casa o en el taller. Las piezas
son numeradas ordenadamente. Como eje se usa uno de
carreta, el cual se monta en descansos de madera o
rodamientos. Los radios o palos tienen entre 3 y 4
metros -lo que da a la rueda un diámetro de
entre 6 y 8 metros-, y su cantidad varía entre
16 y 32. Son de madera de álamo, roble, raulí,
eucaliptus, y requieren periódicos recambios.
Sostienen una o dos hileras de tarros. Por 1988, había
33 ruedas en operaciones; poco después se contruyeron
7 más. La razón del auge de este mecanismo
de riego se explica por el alto costo de la bencina
y electricidad -fuente de energía de las motobombas-
versus el bajo costo de mantención y operación
de las azudas. Las azudas, por su ingeniosa construcción,
son un testimonio de la habilidad de los habitantes
de la región para superar los escollos de la
naturaleza en el desafío de aprovechar el máximo
de terrenos agrícolas fértiles. La Municipalidad
de Pichidegua realizó una encuesta entre los
propietarios de azudas, constatando el gran aprecio
de que estos bienes son objeto, y el deseo de que
perduren en el tiempo. La declaración como
Monumento Histórico de 17 de estos bienes contó
con el apoyo expreso de sus propietarios. La medida
impulsará a la Municipalidad a financiar parcialmente
la mantención de las azudas, a la vez que podrá
facilitar el otorgamiento de recursos por parte de
otras instancias con el mismo fin. El año 2003
la Azudas fueron inscritas.
ALTO HUEMUL
Categoría: Santuario de la Naturaleza
Ubicación
Provincia: Colchagua
Comuna: San Fernando
Dirección: al Este de Sierras de Bellavista,
a 44 km. al Este de san Fernando, en la precordllera
de Los Andes, de las regiones VI y VII.
Antecedentes Históricos
En la Región del Libertador Bernardo O´Higgins
aún queda un Bosque Catedral, se trata de Alto
Huemul, un robledal inmenso, de casi 3.000 hectáreas
en la Cuenca del Río Claro; esto es al interior
de San Fernando, un poco más al Este de la
localidad de Sierras de Bellavista. Los Robles (Nothofagus
obliqua) de altura comienzan a aparecer en la cordillera
de Colchagua en forma de bosquetes, principalmente
renovales entre los 1.000 y 2.000 mts. s.n.m. Ocupan
algunas laderas de las Sierra de Bellavista, mezclado
con ciprés de la cordilllera (austrocedrus
chilensis). En las quebradas donde corre agua los
robles están acompañados por peumos,
corcolenes, maitenes, radales, olivillos, lingues,
además de enredaderas y arbustos y hierbas.
Todo esto conforma un paisaje típico precordillerano.
Si se sigue al interior de Sierra de Bellavista, por
un camino que serpentea cercano a las cumbres de los
cerros, se llega a Alto Huemul, un Bosque Catedral
que tanto por su magnitud como septentrionalidad,
debe conservarse. Este es un bosque relictual de extraordinario
valor ecológico, florístico y recreacional.
Los robles son árboles de hoja caduca, y ésta
cualidad le da al paisaje una gran variedad a lo largo
del año. Durante la primavera, un verde alegre
cubre las copas de los árboles y permiten la
floración de innumerables plantas que componen
el sotobosque. En verano, una fresca sombra protege
del calor. En otoño, los colores cálidos
-amarillo, dorado, anarajado, rojo y café-
invaden el follaje y luego caen al suelo. En Invierno
los robles quedan desnudos y la nieve cubre el sector
un par de meses. En el Robledal hay una rica biodiversidad,
con numerosos arboles, arbustos, enredaderas, suculentas,
hierbas varias y algunas especies vulnerables (el
ciprés de la cordillera, el mismo roble y el
coigüe) y raras (naranjillo, árbol de
la familia de la Icacináceas). En cuanto a
la fauna destacan las cachañas (loros coloridos
y chillones), pájaros carpinteros de cabeza
roja, águilas, cóndores, tucúqueres
y otras aves. Así también se encuentran
evidencias de ocupaciones humanas (piedras tacitas
y perforadas), lo que deberá estudiarse a futuro
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