Presidencia
de Domingo Faustino Sarmiento
(1868 - 1874)
En
1868 es electo Presidente de la República tras la candidatura
propuesta por el general Lucio V. Mansilla. Se entera de su
nombramiento durante el viaje de regreso a Buenos Aires desde
Estados Unidos, donde la Universidad de Michigan le había
otorgado el título de doctor honoris causa.
Durante
su presidencia realizó el primer censo demográfico
nacional que dio un total de 1.736.701 habitantes; de los
cuales el setenta por ciento era analfabeto y el setenta y
cinco por ciento de las familias vivía en la pobreza.
A partir de estos datos, Sarmiento se ocupó de fomentar
la educación, ya que sostenía que el acceso
igualitario a la misma era lo único que garantizaría
el progreso del país. Se fundaron alrededor de 800
escuelas, lo que permitió que cien mil niños
estuvieran cursando sus estudios hacia el final de su mandato.
Impulsó la fundación de bibliotecas, para la
formación continua de las personas y contrató
profesores extranjeros que aportaron modernas teorías
educativas.
También
impulsó la extensión de las redes ferroviarias;
se tendieron 5.000 km. de líneas telegráficas,
se modernizó el sistema de correos y se inauguró
en cable transoceánico, que permitió la comunicación
inmediata con Europa. Creó el Banco Nacional, fundó
la Escuela Naval y la Academia de Ciencias de Córdoba.
La ciudad de Buenos Aires le debe los bosques de Palermo,
el Jardín Zoológico y el Jardín Botánico,
en los terrenos que habían pertenecido a Juan Manuel
de Rosas. Tuvo problemas serios que resolver y enemigos que
enfrentar: en 1871, se desató una terrible epidemia
de fiebre amarilla en Buenos Aires, por la que en cuatro meses
murieron 14.000 personas y debieron cerrarse las escuelas,
las iglesias y las oficinas públicas. Esta alta mortandad
obligó a las autoridades a inaugurar el cementerio
de la Chacarita.
En
1873, una noche, cuando Sarmiento iba al teatro en un carruaje,
los hermanos Guerri dispararon sus armas de fuego para matarlo.
No sólo fracasó el atentado, sino que Sarmiento
no lo supo en el momento ya que la sordera que sufría
le impidió que escuchara los disparos. Ya sobre el
final de su presidencia, apoyó la candidatura de Nicolás
Avellaneda, su ministro de Instrucción Pública,
quien asumió en 1874.
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